¿Qué sería de la medicina hoy en día sin la curiosidad del pasado? De no haber sido por la perspicacia de personajes como Paracelso (1493-1541), quizás algunas prácticas medicinales no hubiesen podido conocer la luz del día. Entorno a la figura de este suizo existen muchos misterios ligados a la brujería y a los envenenamientos. Sin embargo, la biografía de Paracelso más bien nos podrá dar un esbozo extraordinario de un hombre que dedicó su vida a la medicina.
Biografía de Paracelso resumen
Índice
La medicina como el gran legado familiar
Theophrastus Phillippus Aureolus Bombastus von Hohenheim, popularmente conocido como Paracelso, nació el 10 de noviembre de 1493 en la ciudad de Zurich, Suiza. Este suizo llegó a ser una de las figuras más relevantes dentro del mundo de la medicina durante el siglo XV en Europa. Su destino médico se lo debe a su padre, quien fue un modesto doctor, el cual sintió una enorme pasión por la toxicología y la química.
Debido a la profesión de su padre, Paracelso no dudó en seguir sus pasos y adiestrarse como doctor en la Universidad de Basilea. En sus tiempos como estudiante, el suizo destacó por su rápido aprendizaje, pero también por su irreverencia. Paracelso se negaba a seguir los tradicionalismos académicos, y empezó a aplicar métodos experimentales en algunas de sus primeras prácticas médicas.
Las prácticas místicas de Paracelso
Si bien Paracelso fue un dedicado galeno, éste también adoptó, a lo largo de su carrera, pensamientos místicos entorno a la medicina. Esto se pudo percibir cuando se dedicó a descubrir lo que él llamó la «piedra filosofal», un mineral, que según él, era capaz de transformar el plomo en oro. Entorno a dicha investigación, algunos de sus amigos y colegas empezaron a creer que más que experimental, Paracelso era un médico de índole irracional y fantástica.
Como resultado de estos estudios, Paracelso comenzó a descreer en los postulados médicos de algunas eminencias como Hipócrates, Galeno y Avicena, quienes son considerados los padres de la medicina tradicional. A este punto, el suizo se veía regido por los conceptos naturalistas de la medicina, inclinándose más por el concepto de que si bien la naturaleza produce la enfermedad, también es capaz de dar el tratamiento y la cura.
El estudio de las emociones
Para el siglo XV la medicina básicamente se concentraba en las novedades quirúrgicas y químicas. No existía mucho interés por el bienestar del paciente, sino más bien en su cura. Se dejó a un lado, de esta manera, la importancia de las emociones y los sentires humanos. A raíz de esto, Paracelso concentró sus estudios en cómo las emociones podían desembocar ciertos padecimientos y condiciones médicas.
A través de este concepto, de que la mente también controla lo que el cuerpo padece, Paracelso empezó a incorporar en sus ensayos médicos la homeopatía. El suizo creía que el uso de ciertas sustancias de origen natural podían tener una acción curativa en las personas. Estos remedios artesanales después fueron perfeccionados por el médico alemán Samuel Hahnemann, quien colocaría a la homeopatía en el campo de la pseudociencia.
Un médico controversial
Las prácticas y estudios médicos de Paracelso le causaron al suizo algunos conflictos. Para otros estudiosos del siglo XV, Paracelso no era más que un simple brujo, que creía en la medicina como un portal para la magia y no como una ciencia. Asimismo, lo llegaron a tildar de «médico maldito», ya que se creía que sus conceptos guardaban sentidos oscuros y maléficos.
Este rechazo lo llevó a peregrinar por varias zonas de Europa durante casi 12 años, buscando liberarse de las ataduras tradicionales de la medicina. A raíz de esto, poco antes de su muerte, el 24 de septiembre de 1541, Paracelso dio con la creación del primer analgésico llamado láudano. Esto fue posible gracias a sus estudios en el campo de la mineralogía y su interés por el bienestar y comodidad de sus pacientes.
Entre los grandes aportes que dejaron los estudios de Paracelso se encuentran sus 7 reglas para el bienestar de las personas. ¿Quieres conocerlas?:
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