Biografía de Rubén Darío

Pocos escritores en la historia han podido emular el impacto cultural que tuvo Rubén Darío (1867-1916) dentro de su generación. Sin duda alguna, fue una de las figuras más importantes de la literatura del siglo XIX. Su obra destaca por ser precursora de todo un movimiento literario, mientras que la calidad de su poesía inspiró a diversos autores, quienes lo apodaron príncipe de las letras castellanas. En la biografía de Rubén Darío descubrirás todos los secretos sobre la vida del padre del modernismo.

Biografía de Rubén Darío resumen

Abandonado y sin recursos

Félix Rubén García Sarmiento nació el 18 de enero de 1867 en Matagalpa, Nicaragua. Fue el primer hijo entre Manuel García y Rosa Sarmiento. Apenas un año después de su nacimiento vino al mundo su hermana menor, de nombre Cándida, quien murió con apenas algunos días de nacida. A partir de esta pérdida, su padre intensificó su dependencia al alcohol, lo que llevó a Rosa a llevarse al pequeño a la ciudad de León, donde vivía su tía.

DATO CURIOSO
El apellido Darío no figura como el apellido legal de ninguno de los padres del escritor. En realidad, proviene del apodo Don Darío, por el que se conocía a su bisabuelo, un mercader muy querido en el país. El padre de Rubén firmaba sus documentos laborales como Manuel Darío y el apodo fue traspasado a toda la familia paterna del pequeño, él incluido.

Rubén Darío fue criado principalmente por su tía, Bernarda Ramírez, debido a que su madre se había mudado a Honduras junto a su nueva pareja. Poco después de su llegada a León, su tío murió en un accidente laboral, por lo que él y Bernarda enfrentaron tremendas dificultades económicas. Durante su infancia y adolescencia pasó por distintas escuelas públicas e incluso fue educado en una escuela jesuita.

El primer verso de Rubén Darío

Desde los 3 años de edad, Rubén Darío había estado leyendo todo lo que conseguía. Disfrutaba pasar horas ojeando periódicos viejos o cuentos, lo cual estimulaba su imaginación. Escribió su primer soneto con apenas 12 años y, a través de un profesor en la escuela, consiguió publicar una elegía en un diario titulado El termómetro. El escrito se titulaba «Una lágrima», y se cree que estaba inspirado en la muerte de su tío.

¿SABÍAS QUE...?
Rubén Darío nació, específicamente, en la ciudad de Metapa. La municipalidad cambió su nombre a Ciudad Darío en 1920 en honor al ilustre escritor, un símbolo de orgullo para el pueblo nicaragüense.

Rubén Darío empezó a ser conocido como joven poeta con apenas 14 años, cuando comenzó a escribir para una revista literaria llamada El ensayo. Fue en esta publicación donde apareció por primera vez un artículo titulado El jesuita, el cual estaba basado en su experiencia en la escuela a la que había asistido. A pesar de que el escrito atentaba contra ciertos ideales de la iglesia católica, los intelectuales y políticos de la época no podían negar el talento que tenía el joven para la escritura.

Con espíritu libre

Algunas figuras políticas creían que era necesario que el joven escritor desarrollara sus capacidades a plenitud, por lo que le ofrecieron estudiar en la ciudad de Managua. Ya en la capital, Rubén Darío conoció al poeta Joaquín Méndez, quien lo invitó a El Salvador para que lo acompañara a una reunión que tenía pautada con el presidente. El joven Darío estrechó la mano del máximo mandatario con apenas 16 años y empezó a codearse con figuras de la alta sociedad.

Después de un año viviendo en El Salvador, Rubén Darío tuvo que regresar a Nicaragua, debido a que enfrentaba problemas económicos y de salud. Pasó algunos años recuperándose en la capital mientras escribió Epístolas y poemas, un libro que no sería publicado sino hasta tres años después, bajo el nombre Primeras notas. También incursionó en el teatro al escribir una obra llamada Cada oveja, la cual fue exitosa y le permitió recuperarse a nivel económico.

Con el dinero obtenido por Cada oveja y sus poemas, Rubén Darío decidió partir a Chile en 1886. Ese mismo año comenzó a trabajar en un diario de nombre La época en Santiago, gracias a las influencias de su amigo Eduardo Poirier. En 1888, a pesar de las dificultades impuestas por la aristocracia que gobernaba Chile, Darío escribió y publicó Azul, la cual es considerada una de las obras más importantes del modernismo.

Rubén Darío por el mundo

Azul fue una compilación de poemas que revolucionó la literatura hispánica como pocas obras lo han hecho a lo largo de la historia. La popularidad de Rubén Darío incrementó exponencialmente cuando el poeta Juan Valera reseñó positivamente su obra en el diario madrileño El imparcial. Más tarde, las recomendaciones de varios literatos le valieron al nicaragüense ser contratado como corresponsal por el periódico argentino La nación, el cual era el más importante dentro de la región en aquella época.

Rubén Darío regresó a El Salvador, donde fue nombrado director del diario La unión y se casó con una joven llamada Rafaela Contreras en 1890. Debido a los conflictos políticos que El Salvador enfrentaba, Darío se mudó a Guatemala, donde más tarde se le unió su esposa. La pareja se trasladó nuevamente, en esta ocasión a Costa Rica, por obligaciones laborales del autor. Fue en este país en donde nació su primer hijo, Rubén Darío Contreras, en 1891.

Durante los próximos años, Rubén Darío viajó a Cuba y España como representante cultural del gobierno nicaragüense. En Europa se relacionó con importantes figuras literarias y políticas como José Zorrilla y Emilio Castelar.  Al pasar por Madrid, tuvo finalmente la oportunidad de conocer a Juan Valera, quien había analizado su obra años atrás. En 1893, tras culminar sus labores, regresó a El Salvador, en donde recibió la noticia de que su esposa había muerto enferma en Costa Rica.

De regreso a las letras

Las labores diplomáticas de Rubén Darío lo llevaron a Buenos Aires. En Argentina vivió una vida de excesos, hasta que retomó la escritura en 1896 y publicó dos de sus libros más importantes: Los raros y Prosas profanas y otros poemas. A pesar de que eran solo recopilaciones de poemas y artículos que había escrito durante sus viajes, ambas obras contaron con un importante recibimiento y se convirtieron en clásicos del modernismo eventualmente.

Rubén Darío renovó todo. Sensibilizó de nuevo al poeta y a sus lectores, le dio magia a ciertas palabras y revolucionó el vocabulario. Desde que comenzó a escribir, su trabajo en la literatura no ha cesado ni cesará. Jorge Luis Borges.

En 1898, Rubén Darío fue enviado a España como corresponsal de La nación para escribir sobre la guerra Hispano-Americana. En Europa amasó una importante cantidad de seguidores —incluyendo escritores jóvenes y consagrados— que apoyaban al modernismo. Después de un año viviendo en Madrid, fue enviado a París para cubrir nuevos sucesos. Fue en el viejo continente donde publicó otros clásicos como España contemporánea. Crónicas y retratos literarios, Peregrinaciones y la segunda edición de Prosas profanas.

Rubén Darío contra Theodore Roosevelt

A comienzos del siglo XX, Rubén Darío mantuvo un amorío con Francisca Sánchez, con quien tuvo dos hijas en España. Ambas pequeñas murieron enfermas a muy temprana edad, mientras Darío viajaba por el Reino Unido, Bélgica e Italia por compromisos laborales. Al regresar a Madrid publicó Cantos de vida y esperanza, los cisnes y otros poemas, otro libro clave en la consolidación del modernismo.

Rubén Darío simpatizaba claramente con los intereses de España dentro del conflicto político que el país mantenía con los Estados Unidos. En 1905 escribió un poema contra Theodore Roosevelt, en el cual le exigía al mandatario estadounidense no involucrarse en los asuntos de otros países, refiriéndose a los problemas territoriales que presentaban Panamá y Colombia en la época. Un año después presentó un poema titulado Salutación del águila, en donde parecía retractarse de sus posturas previamente expuestas.

NOTA
Durante muchos años, el poema de Rubén Darío a Roosevelt fue utilizado por distintos detractores de las políticas de gobierno de Estados Unidos. Sin embargo, el hecho de que el escritor se haya retractado posteriormente ha llevado al poema a perder relevancia con el paso del tiempo.

Últimas aventuras

En 1910, Rubén Darío realizó viajes por Estados Unidos y Panamá, hasta que fue nombrado embajador del gobierno nicaragüense en Madrid. Cuando el presidente José Santos Zelaya fue derrocado, se vio obligado a dejar su puesto diplomático. Tomó la oportunidad para publicar Viaje a Nicaragua, prosa que había escrito en apoyo al exmandatario. Ese mismo año viajó a México, en donde se le negó la entrada por su relación con el gobierno de Zelaya. Sin tener a donde ir, buscó refugio en La Habana.

Para cuando llegó a Cuba, la salud de Rubén Darío había empeorado considerablemente. Sufría de cirrosis hepática producto de la adicción al alcohol que había mantenido por casi 20 años. Aún en ese estado, logró regresar a Europa para continuar trabajando para el diario La nación. Más tarde, en 1912, una leve mejoría en su salud le permitió aventurarse por distintas ciudades de Sudamérica y escribir su autobiografía, titulada La vida de Rubén Darío escrita por él mismo.

Después de regresar a Europa publicó su última obra en vida, una recopilación titulada Canto a la Argentina y otros poemas. Simultáneamente comenzó a escribir El oro de Mallorca, una historia de ficción parcialmente basada en sus vivencias en España. El deterioro exponencial de su salud durante sus últimos años de vida le impidió terminar la novela y, casi como si supiera que el final estaba cerca, decidió regresar a Nicaragua, en donde murió el 6 de febrero de 1916.

Si quieres conocer las mejores obras de Rubén Darío, aquí te traemos uno de sus poemas más resaltantes. ¡Atento!:

Otras biografías recomendadas:

La biografía de Rubén Darío ha llegado a su final. ¿Te ha gustado? Si es así, no dudes en entrar a la sección de ➽➽➽ Biografías: Escritores y conocer la vida de tus literatos favoritos.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.