¿Te suena el nombre de Espartaco (c. 113 a. C.- c. 71 a. C.)? Este gladiador romano lideró uno de los estallidos sociales más importantes dentro de la república romana. Como representante máximo de la llamada Tercera Guerra Servil, Espartaco fue un hombre de visión contundente. Aunque parte de su vida fue llevada al cine e interpretada por Kirk Douglas, a continuación te contaremos la verdadera biografía de Espartaco, el esclavo que sacudió a Roma.
Biografía de Espartaco resumen
Índice
Los primeros pasos de una leyenda
Como la gran mayoría de los personajes pertenecientes al imperio romano, la fecha exacta del nacimiento de Espartaco se desconoce. Sin embargo, de acuerdo con el historiador romano Apiano —hacedor de gran parte de la historia de Roma— éste habría nacido en la región de Tracia hacia el año 113 a. C. Se cree que en Tracia pertenecía a la tribu de los medos y presentaba, desde muy joven, cualidades de gladiador.
Si bien Espartaco era un hombre bastante culto —se presume que recibió educación helenística—, también era un hombre de impulsos y con total negación a las exigencias o expectativas ajenas. Esto se pudo evidenciar cuando al servicio de las tropas auxiliares romanas, éste decidió desertar de ellas. Dicho atrevimiento no fue bien visto por la república romana, por lo que Espartaco fue apresado y se convirtió en esclavo.
Espartaco, de esclavo a gladiador
Lo que permitió que Espartaco sobreviviera a sus años como esclavo fue su robusto aspecto físico. A Espartaco, en esta materia, se le describe como un hombre de belleza superior y de cuerpo luchador. Sin embargo, tales atributos no hicieron que éste escapara de las desgracias de la esclavitud. Su «libertad» llegó cuando fue adquirido por un mercader romano y éste lo llevó a la escuela de gladiadores romanos en la región de Capua.
Cansado de vivir bajo el yugo de Roma, Espartaco decidió iniciar una legión con un grupo de compañeros de la escuela de gladiadores. De esta manera, el italiano logró reunir a más de 70 hombres que lo acompañaron en su peregrinaje con destino al Vesubio, hacia el año 73 a. C. Una vez en el sitio, Espartaco —tras haber perdido a varios de sus hombres— logró librar la conocida batalla del Vesubio, donde el gladiador hizo temblar a las fuerzas romanas como nunca.
Ante un liderazgo indetenible
El poder de convocatoria de Espartaco se hacía evidente con el pasar del tiempo. Ésto para las fuerzas romanas no era nada positivo. El italiano logró formar así, gracias a su incansable espíritu guerrero, un ejército de más de setenta mil hombres. Este número no vencía a la cantidad de soldados romanos, pero sí les hacía un frente bastante peligroso.
Las fuerzas de Roma intentaron a toda costa acabar con Espartaco. Mandaron a sus mejores hombres, como Publio Varinio y Cayo Casio, a combatir contra las fuerzas rebeldes. Sin embargo, de nada sirvió, pues Espartaco los vencía en cada encuentro. Pero no fue sino hasta la llegada del general Marco Licinio Craso que el frente armado del italiano se vio portentosamente amenazado.
Un gladiador de legado imborrable
En el año 71 a. C Espartaco lideró la que sería su última batalla. Si bien Craso y Espartaco trataron de negociar para evitar la muerte de más hombres —de parte y parte del conflicto—, éstos no llegaron a ningún acuerdo certero. De este modo, el ejército de Craso rodeó al ejército rebelde en la región de Lucania, sitio desde donde el italiano y sus tropas se disponían a huir de Italia.
Tras un desasosegado encuentro, que terminó con la muerte de miles de hombres —todos del ejército de Espartaco—, Craso logró su cometido y asesinó al líder rebelde. Por otro lado, y como parte de su castigo, aquellos pertenecientes a las tropas del italiano que no murieron durante el combate, fueron crucificados a lo largo de las ciudades de Capua y Roma.
A Espartaco se le reconoce como uno de los gladiadores más insignes de Italia. Su búsqueda de la libertad, y oposición errática al control estatal y la opresión, fue espléndidamente interpretada por el actor norteamericano Kirk Douglas en el clásico del cine mundial, Espartaco (1960) del director norteamericano Stanley Kubrick.
¡Esta escena es increíble! No te puedes perder el primer combate de Espartaco como esclavo:
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