La lucha independentista de Guadalupe Victoria (1786-1843) significó un gran avance para la independencia de México. Victoria, además de ser el primer presidente en la historia del país, fue un hombre que promulgó grandes avances en temas de diplomacia y cultura. El honor, la perseverancia y la necesidad por un nuevo sistema de vida político serán algunos de los rasgos más notables en la biografía de Guadalupe Victoria. ¿Te interesa saber más? Pues, ¡continúa leyendo!
Biografía de Guadalupe Victoria resumen
Índice
Una niñez sin la presencia de sus padres
El 29 de septiembre de 1786 nació, en la ciudad de Tamazula de Victoria, estado de Durango, José Miguel Ramón Adaucto Fernández y Félix, popularmente conocido como Guadalupe Victoria. Los padres de Victoria, Manuel Fernández de Victoria y María Alejandra Félix, fallecieron cuando éste era aún muy pequeño. Como resultado, quien quedó a cargo de su cobijo fue su tío paterno, Agustín Fernández. Éste buscó darle una vida tranquila a Victoria a pesar de sus escasos recursos económicos.
Ya que su tío era cura en Tamazula, Guadalupe Victoria recibió su educación en el Seminario Conciliar Menor de Durango, donde recibió educación religiosa. Sin ánimos de pertenecer a la iglesia, Victoria siguió sus estudios en el Colegio de San Ildefonso, donde destacó por ser un estudiante aplicado y con intereses en derecho civil.
Apenas un año después de culminar sus estudios y graduarse con el título de bachiller en leyes, Guadalupe Victoria se unió a las fuerzas independentistas de su país. De este modo, desde 1812, Victoria empezó a trabajar mano a mano con Hermenegildo Galeana, insurgente mexicano que seguía los pasos del líder independentista José María Morelos.
Guadalupe Victoria: un militar astuto y preparado
Logró su primera gran hazaña militar en el estado de Oaxaca. Victoria trabajó junto al ejército insurgente de José María Morelos, el cual se preparaba para tomar posesión del territorio oaxaqueño, para así reclamar terreno mexicano fuera de las garras de la corona española. En este hecho, Guadalupe Victoria demostró su inusitado espíritu independentista y logró, al poco tiempo, el mando del ejército insurgente en el estado de Veracruz.
Bajo el mando militar en Veracruz, Guadalupe Victoria se hizo de varios puntos estratégicos que ayudarían a que la causa insurgente en México continuara su rumbo hacia la capital mexicana. Victoria demostró una organización militar impecable durante este tiempo. No sólo supo ordenar y liderar bien sus tropas, sino que además fijó impuestos para la sostenibilidad económica del proyecto.
Sin embargo, el liderazgo de Guadalupe Victoria se nubló cuando José María Morelos fue asesinado en 1815. Sin un líder certero que comandara cada acción, Victoria quedó a la deriva y los espacios que había proclamado poco a poco fueron invadidos por las fuerzas realistas. Como resultado, y huyendo del virreinato, el mexicano vivió un par de años escondido en la selva mexicana.
La presencia controversial de Agustín de Iturbide
Después de padecer las represalias realistas, pero sin perder nunca la esperanza, Guadalupe Victoria resurgió de su escondite y se unió al Plan de Iguala en 1821. Dicho plan, que lograría definitivamente la independencia mexicana, fue liderado por Agustín de Iturbide, con quien Victoria congenió desde un primer instante.
Tras la proclamación de Iturbide como emperador de México, el país intuía algo extraño con esta nueva movida política. Esto se debía a que la causa independentista buscaba alejarse lo máximo posible de los totalitarismos monárquicos. De este modo, varios políticos se opusieron a Iturbide, entre ellos Guadalupe Victoria, quien, siguiendo los pasos de Antonio López de Santa Anna, logró que el líder independentista abdicara a su posición de emperador.
El ascenso presidencial de Guadalupe Victoria
Posterior a la abdicación de Iturbide, Guadalupe Victoria formó parte del triunvirato creado por Santa Anna. A pesar de estar frente a este nuevo poder ejecutivo, Victoria no dejó a un lado sus labores militares en el estado de Veracruz. Sin embargo, posterior a que el triunvirato aprobara la primera acta constitutiva de la nación, el mexicano tuvo que dejar a un lado su militarismo, ya que se preparaba para postularse a la presidencia de México.
Poco después de que se creara la primera constitución de la república, México se preparaba a enfrentar sus primeros comicios electorales. Así fue como, el 10 de octubre de 1824, Guadalupe Victoria se convirtió en el primer presidente electo de México. La confianza puesta en Victoria para tal cargo fue dada gracias a su excelente labor independentista y a sus constantes demostraciones de sabiduría y entereza política y militar.
Un gobierno limpio y esclarecedor
La astucia presidencial de Guadalupe Victoria fue innegable durante todo su mandato. Una de sus principales luchas fue la abolición de la esclavitud en el territorio mexicano. Asimismo, mantuvo una buena relación con la prensa de la época y creó un decreto que pedía la inmediata expulsión de los españoles del país. Por otro lado, Victoria buscó recuperar las relaciones fronterizas con Estados Unidos y establecer una alianza con el Reino Unido en materia económica.
A pesar de haber tenido varios intentos de golpe de estado durante su presidencia, Guadalupe Victoria logró culminar con éxito su mandato en el año 1829. Poco después de este hecho, Victoria se retiró de la vida política y se dedicó a su familia. Aunque para el año 1838 tuvo una crucial participación diplomática en la llamada «Guerra de los Pasteles» con Francia.
Tras sufrir un ataque fulminante de epilepsia, Guadalupe Victoria murió el 21 de marzo de 1843. Al poco tiempo de su muerte, Victoria fue declarado héroe nacional y benemérito de la patria. México mantiene la figura de Victoria intacta; su cara reluce en estampillas y su nombre se encuentra grabado en oro en la cámara de diputados del país.
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